martes, 1 de diciembre de 2015

             PINCELADAS DE NUESTRA NATURALEZA







SABORES QUE SE VAN PERDIENDO




Níspero común o europeo ( Mespilus germanica L. ) aunque se llame igual que el níspero japonés no son del mismo género, pero sí de la misma familia ( Rosaceae ). Procede de Europa del Este por lo que se adapto bien al clima de Alpujarreño. Es rico en taninos, así es que son indigestos si no se consumen muy maduros. Es un árbol que esta desapareciendo desbancado por el níspero japonés del fruto más sabroso. En Mairena aún quedan unos cuantos.




PARECEN PARECIDAS





Parecen iguales ero no lo son. La de arriba es una Iphiclides podalirius, Podalirio o chupa leche, también hay quien las llama mariposas cebra por sus rallas. Las hembras miden de 35 a 42mm. Sus larvas se alimentan de hojas del género prunus. Se la ve desde abril a mediados de octubre. A esta le falta un trozo de la parte posterior del ala, posiblemente por algún pájaro, ya que los ocelos, redondeles en forma de ojos, atraen la atención de los depredadores sobre ese punto que que no es básico para la supervivencia desviándolo de otros que sí lo son.
Esta es una Papillio machaon, Macaon. Aquí, en Sierra Nevada, vuela la subespecie Hispanicus. Las hembras miden de 32 a 56mm. Su oruga se alimenta de plantas como el hinojo y la ruda. Se la ve desde abril hasta septiembre.
Cosa que tienen en común: Pertenecen a la misma familia, Papilionidae, las dos vuelan por debajo de los 2000m., el macho es más pequeño que la hembra, son las mariposas más grandes que vuelan por nuestros campos y a las dos les gustan mis dalias.





"AFICIONADASSS A ESTE SSSOL"




Cuando me decían, al saber que era de Mairena, que en este pueblo había muchas culebras no sabía si era verdad o era alguna “fama” que tenía este pueblo. Historias sobre culebras hay muchas pero ni más ni menos que en otros pueblos de España y algunas de ellas parecidas, que algún día contaré. ¿ Se debe a un exceso de presas? Yo creo que se debe a las horas de sol, como se diría aquí: Esta “mu encara al sol.” Ya sabemos que estos reptiles son de sangre fría y por lo tanto muy aficionados a estar al solecito. Esto y abundante comida puede que sea la causa.

Esta de la foto es una culebra de escalera, Rhinechis scalaris, que puede llegar a medir hasta 1' 60m y le gustan los bosques de encinas, las riberas de los ríos, las ratas y los topillos, por lo que son muy beneficiosas para el campo. Es una especie relativamente abundante en nuestros campos, pero la moda de los herbicidas y raticidas les esta afectando mucho.


  EL AMO DEL PALMERAL




Este individuo regordete, colorao y con cara de bonachón es el que seca las palmeras de nuestros parques y jardines, es el Rhynchophorus ferrugineus mas conocido como picudo rojo, su tamaño va de los dos a los cinco centímetros y procede del sudeste asiático. Es curioso que el primer sitio donde apareció en España fuera en Almuñecar, hace 22 años. Por mi pario ya han aparecido dos de estos especímenes y han donado, vanidosos, su imagen antes de desaparecer para siempre.

jueves, 5 de noviembre de 2015

NUESTROS VIEJOS CASTAÑOS


  Hasta hace unos años se creía que el castaño fue introducido en España por los romanos pues eran unos grandes consumidores de castañas por su valor energético, pero estudios recientes han descubierto que el castaño ya habitaba en la Península Ibérica desde el Cuaternario. Por lo que el dicho de: “En tiempo de Mari Castaña” tiene su fundamento. Los árabes potenciaron también su consumo y autores árabes como Ibn al – Awwán y Avenzoar nombran en sus escritos la manera de hacer pan de castañas : Se le quita la cascara, se machaca y se mezcla con la levadura de otras harinas como la de trigo, y se pone a cocer.
Las castañas son también un fruto apropiado en estas fechas ya que en la antigüedad clásica eran el alimento de los difuntos en su viaje al Mas Allá.

Hasta hace unos años, en este pueblo, se cultivaban los castaños como ayuda a la economía familiar y como alimento tanto humano como animal. Pero ahora, debido a la escasez de lluvias y al abandono de las labores agrícolas, van desapareciendo. Se crían bien en zonas húmedas y al lado de acequias. Aún se conservan algunos ejemplares de bastante antigüedad y majestuoso porte.


  Dice Mármol en su Historia de la rebelión y castigo de los moriscos: “... y son los castaños tan grandes, que en el lugar de Bubión había uno donde una mujer tenía puesto un telar para tejer lienzo entre las ramas, y en el hueco del pié hacia su morada con sus hijos; y cuando el comendador mayor de Castilla entró con su campo en la Alpujarra, estando en aquel lugar, vimos seis escuderos con sus caballos dentro del tronco de aquel árbol, y á la partida le pusieron fuego unos soldados y lo quemaron.” Francisco Izquierdo en su libro “Apócrifo de la Alpujarra”, con la ironía y la exageración propia de esta tierra, le dio esta versión: “EI castaño era alto como el Alto de la Cañada de las Majaíllas y recio como treinta bueyes cogidos por el ronzal. En sus ramas cabían todos los jilgueros y todas las alondras del Magalite. Por el otoño, cuando se le iban las hojas, éstas, puestas unas sobre otras, subían una docena de varas, rojas como la sangre y olorosas a canela húmeda. En tiempos, en la copa del árbol vivió un águila imperial y su corte de alcaudones, quinientos pájaros de presa con el cuello negro y la mirada redonda como el brocal de un aljibe. En tiempos, en el hueco del árbol hubo una aljama y en ella se reunían hasta veinticuatro moros importantes. En tiempos, el castaño fue telar para tejer lienzo y vivían en él diez muchachos y su madre, la hilandera. La enramada cubría un marjal y resguardaba del sol y de la lluvia a la mujer, a sus hijos y a todas las madres y sus hijos de Bubión. EI castaño era templo, plaza, alegría, velatorio, fiesta, guerra. El castaño, además, tenía poderes únicos: convertía en veletas a las serpientes que reptaban el tronco en busca de pájaros; durante las tormentas, el castaño transformaba las chispas eléctricas en arcos iris; sus sombras sanaban a los lisiados de la guerra, a los leprosos, a los estériles; su corteza, en tiempos de hambre, se hacía pan de higo. Dicen que el castaño, en la noche de San Juan, se metamorfoseaba en legión de sarracenos y cabalgaba las cumbres de Sierra Nevada con la algarabía y el estropicio de los mejores tiempos de la sublevación morisca. ¡Ay del que tropezara con el castaño convertido en animal bélico!.
El Comendador de Castilla, que vino al lugar de Bubión, del que era dueño como de gran parte de las tahas de Órjiva y de Pitres, supo del castaño y de sus condiciones extranaturales.
-Y eso, ¿cómo puede ser? preguntó el feudal.
-Pues siendo, -¡ea! respondió su secretario.
-Mira, tú, manda razón y que le busquen averiguaciones.
Hechas las averiguaciones y vistas las referencias se cayó en la cuenta de que el árbol era, aparte su madera y sus cobijas irracionales, “una cosa mala con ánima”.
-Que se le juzgue por antinatural.
-Sí señor.
-Y por brujería.
-Sí señor.
-Y por planta vegetal que es demonio.
Fueron necesarios seis consejeros y dos escribanos, todos expertos, amamantados por la Inquisición, cultos en el arte de las averiguaciones, duros como el pedernal y católicos desde cien generaciones. Al castaño se le puso juicio una tarde de julio, con la calor fuerte, y los jueces y los escribanos y e1 público se cocían al sol, pero no dejaron que las sombras del árbol les tocara el cuerpo.
-Preguntamos si has consentido y creído que Cristo no sea Dios.
“La planta no responde”, susurró un escribano.
-¿Por qué no responde?-indagó el presidente.
-No lo sabemos, señor presidente.
-Segunda pregunta-señaló el juez mayor.
-Preguntamos si, aparte las dudas sobre la fe de Cristo, como dicho y confesado habéis por el silencio, tuvisteis fe y creísteis en la secta de Mahoma.
Se hizo por segunda vez la segunda pregunta. “El árbol no responde, señor juez”, repitió el escribano correspondiente.
-No responde, ¿eh?
-No, señor.
-Mal, muy mal. Échale otra interrogación.
-Preguntamos si tenéis alguna inteligencia con espíritu maligno de los que suelen traer y convocar a lugares negros y en formas diversas.
Un golpe de viento agita las hojas del castaño y de su enramada desciende un frescor a sombra y dulzura. Los presentes se apartan vivamente para que no les toque el aire impuro.
-¿Es una respuesta?-quiere saber el juez mayor.
-No creo, señor. Parece voluntad de Dios Nuestro Señor al mover el viento entre las ramas de una de sus criaturas.
-Hazle una última pregunta y si no contesta, decidiremos.
-Preguntamos si tenéis relación directa o indirecta con Zaquiel.
-¿La tenéis?-insiste el segundo escribano, impaciente.
-¿Qué dice?
-No dice nada, señor juez.
-¿Cómo es posible?
-Tampoco lo entendemos nosotros-agregan los consejeros.
-Mal, pero que muy mal-el juez sacude la cabeza.
Bajo el calor tremendo del día de julio, los del tribunal deliberan, pero no mucho, que la sentencia era clara. EI Comendador, bajo sombrilla, que para eso es amo y señor, atiende a los justicias.
“No responde, no responde”, condenan los consejeros.
-¿Hacen falta más pruebas?-pregunta el amo.
-Creemos que no, señor.
-Pues haced justicia. En su silencio hallaréis la culpa. Quien calla, otorga.
Fue sentenciado a la hoguera. Por brujería, por tratos con el Maligno, por rebelión ante la justicia, por desprecio al Comendador de Castilla. Tardó en arder completamente dos semanas justas, y en el último día de su tronco enorme, surgió un pajarraco negro que huyó a los montes blasfemando horriblemente.
-¿Qué gritaba el pájaro?-pregunta el cronista a Salvorico Bu, que asiste a la historia sin pestañear.
-Era una urraca.
-Pero, ¿qué gritaba?-insiste el cronista.
-”¡Voto a Satanás, que me quemo!”.


También cuenta que “ En el Castaño Gordo vecino del cortijo de la Sacristía ahorcaron, de una
vez, a seiscientos alpujarreños de Sepronio Turditano, y aún quedó rodal para otros seiscientos.”
Exageraciones aparte, por nuestros senderos de montaña aún quedan bellos castaños.
Es por la importancia que tubo, y que todavía sigue teniendo, por lo que raro es el pueblo serrano alpujarreño que no celebre la fiesta de La Castaña. Esta fiesta es el primero de noviembre y coincide con la de Todos Los Santos. Se tuestan castañas y se toman con anís, además de otras viandas, y la
gente se divierte como posiblemente se divirtieron, cuidaron y adoraron a este árbol aquellos cuaternarios alpujarreños parientes nuestros.





lunes, 21 de septiembre de 2015

      LAS CAMPANAS DE MAIRENA






Este fin de semana han sido las fiestas en honor al Santo Cristo de la Luz. Estando esperando Su salia de la iglesia, oyendo el repicar de las campanas, recordé un cuento que había leído y que me recordó un incidente que ocurrió en Mairena. El cuento me llamo mucho la atención porque según lo leía pensaba que el pueblo que estaba describiendo era el mio. La descripción que hace del tañer de las campanas, los ecos ampliados que reverberan por campos y barrancos, la música, la algarabía de la gente. Podía oler, incluso, la pólvora de los cohetes y oír los vivas al Santo elevado a las alturas como el sonido de las campanas. En medio de todo aquello ocurre algo que los deja a todos helados, las campanas dejan de tocar y el tumulto enmudece, el badajo de la campana calló desde el campanario,con la mala suerte de llevarse una vida por delante. Después del susto general y de comprobar que todos los conocidos están bien, se hace saber que el fallecido es una persona del pueblo de al lado. El pueblo da un suspiro de alivio, e inmediatamente surge, primero un murmullo que poco a poco se convierte en clamor: “¡Milagro!El badajo de la campana a caído y ha matado a un forastero.”
Ocurrió más o menos como en el cuento, hace ya algunos años, cuando la campana mayor tocaba a Gloria, la cuerda del badajo se rompió y cayó a tierra. La diferencia con el relato anterior es que afortunadamente no mato a nadie. Quizás aquí este más justificado el milagro.
La campana mayor o la del Ssmo. Cristo Crucificado, es de 1779., de bronce. Hace algunos años fue restaurada porque le descubrieron una grieta, pero la gente dice que la que trajeron o no es la misma o algo le hicieron que no suena igual. Aquella campana antigua sonaba fuerte y clara en los cuatro puntos cardinales del pueblo y fuera de él. En días claros y de vientos favorables se escuchaba claramente en los pueblos vecinos como Nechite y Mecina Alfahar. No, todavía más lejos, hay quien asegura que viniendo para las fiestas, en el paraje de los Campillos de Alcolea, que dan vista a todos los pueblos de esta parte de la Alpujarra, se escuchaba nítido y limpio el tañer de la campana del Crucificado de Mairena.
Yo, que tengo un oído profano en lo que a campanas se refiere, la sigo escuchando igual y con la misma emoción. En mi opinión, que no suene igual dependerá de muchas cosas, como de la pericia y la fuerza de quien las toque. Hoy es difícil que alguien la sienta desde tan lejos porque todos vienen en coche, sería cuestión de comprobarlo. ¿Alguien se anima?

Lo importante es que suena y que siga sonando, con su badajo bien sujeto, por supuesto, en días como estos. Maireneros y maireneras esteis donde esteis en estas fechas ¡ Viva el Santo Cristo de la Luz.









lunes, 15 de junio de 2015

 NUNCA ES TARDE





El año pasado cuando escribí sobre don Antonio Porcel Román dije que nadie había hecho nada en el pueblo por conmemorar a tan importante personaje. Pero nunca es tarde, y siguiendo citando al refranero también se podría decir que: más vale tarde que nunca.
Ya tiene, nuestro vecino más ilustre, un monumento conmemorativo e explicativo. No es una plaquita, son dos,donde se recoge, resumida, en una su vida y en otra sus logros profesionales. El apellido no es el mismo, pues los dos son los del padre, como aparece en algunos sitios pues era costumbre en aquella época. Esta en la carretera, a la entrada del pueblo, donde han puesto, a modo de mesas y asientos, las ruedas de molino que se encontraron en las obras de una pequeña calle al lado de la Fuente Alta. Solo le falta un busto que ira en la hornacina que hay en medio.

Haciendo las fotos, hable con un hombre mayor, vecino de Mairena, y me dijo la que posiblemente fuese su casa, que hoy son varias, pues daría a tres calles: desde la iglesia a la Fuente Alta. En una de estas casas aun se conservan restos del lagar.  









15 de junio de 1755 - 15 de junio de 2015, 260 años

viernes, 5 de junio de 2015

SEMBRAR BELLOTAS



Este es el titulo de un pequeño articulo que he encontrado en el número 34, del año 1986, de la revista “La Ragua”, antigua revista del municipio de Nevada: Mairena, Laroles, Júbar y Picena. Aunque pienso que seria interesante que se volviera a hacerse por su valor etnográfico, informativo y por la participación infantil que tenía esta revista.
Esta historia me pareció de lo más apropiada para hoy, Día Mundial del Medio Ambiente.




SEMBRANDO BELLOTAS EN LA ALPUJARRA:
JUAN MANUEL JERÉZ


La sequía, cada vez mayor, que padece nuestra tierra y la ya importante falta de arbolado de nuestras muchas montunas, cerros-o colinas, algunas de ellas antes aprovechadas con cultivos de secano y hoy abandonadas, nos sugieren una pronta desertización que ya no es una lejana posibilidad, sino una realidad inmediata si no se pone remedio por la vía de mayor urgencia. No obstante la administración, tanto nacional como autonómica, parece no tener conciencia del grave problema y se dedica hace algún tiempo a una tímida política de repoblación forestal, que según los entendidos va orientada a favorecer mas a determinados intereses comerciales que a una recuperación real y efectiva del entorno que antaño rodeo a nuestros pueblos y vegas. No basta, por tanto, una política forestal conservacionista de lo poco que nos queda, urge una política regeneradora de nuestros montes, una repoblación de nuestro suelo con aquellas especies autóctonas que han ido desapareciendo de nuestro entorno por la mano, destructora a veces negligente otras, de unos hombres poco conscientes del gran daño que hacían al cortar árboles indiscriminadamente o al quemar bosques por falta de precauciones a la hora de eliminar orillas. Me viene a la memoria una historia real, leída en una revista ecologista y publicada posteriormente en un pequeño libro muy apto para la lectura infantil. Cuenta que en determinadas
zonas de la Provenza (Francia) vivía un hombre viejo y castigado por la vida que se dedicaba a guardar ganado, como única forma de ganarse el sustento, al cual hacía pastar por una zona de poco arbolado, de arroyos inexistentes, fuentes secas, poblados semi abandonados, escasamente poblados por gentes pobres, hurañas y sin apenas ilusiones. Elzéard Bouffier que así se llamaba el viejo pastor, opinaba que la comarca moría por falta de árboles y que como él no tenía ocupaciones más importantes, había decidido poner remedio a ese estado de cosas. Así, este buen hombre, mientras dejaba el ganado al cuidado de su no menos buen perro se dedicaba a plantar árboles pacientemente, sembrando bellotas, que previamente había seleccionado y humedecido en su humilde casa. Tenía un bastón de hierro del diámetro de un dedo pulgar, con él hacía un pequeño agujero en el suelo, ponía en él la bellota y lo tapaba con tierra. Esta operación la realizaba unas cien veces al día, logrando plantar en tres años unos cien mil árboles, de los que quedaron unos diez mil. Comenzó en 1.910, y en 1.945 había cambiado totalmente el paisaje de toda la comarca, las aldeas habían prosperado hasta estar habitadas por más de diez mil personas, con abundante vegetación y agua. Hasta el clima, que antes era muy duro, había cambiado sustancialmente.




Aquel hombre que devolvió la vida a toda una comarca sin pedir nada a cambio y sin que apenas se conociera su obra, murió en 1.947 en hospicio de Banon. El narrador de la historia, Jean Giono, aporta datos suficientes como para comprobar su veracidad. Por otra parte, la acción no es nada difícil ni extraordinaria, aunque lo suficientemente bella y humana como para parecer cosa de cuento. Algunos grupos ecologistas están emprendiendo iniciativas en ese sentido en varias comunidades autónomas, precisamente con especies del género Queroun. En Granada hay al menos una persona que solicita ayuda para in tentar repoblar Sierra Nevada de especies arbóreas autóctonas. ¿Por qué no empezar a hacerlo en la Alpujarra?. Muchas son, desgraciadamente las semejanzas entre nuestra comarca y la que se describe en la historia narrada y mucha y desesperada es nuestra situación respecto al tema. La idea puede llevarse a cabo con un poco de voluntad y alguna organización, así, si un hombre sólo consiguió cambiar toda una comarca, ¿qué no podrán hacer los más de cien mil habitantes de la Alpujarra?. Con que cada uno plantara en su vida cien árboles los que Elzéard plantaba en un sólo día se conseguiría haber sembrado diez millones que siguiendo las proporciones de eficacia de la historia narrada podrían obtenerse un millón de árboles en nuestros montes, plantados por nosotros, con nuestras manos. Ar boles que serían vistos con bastante mejores
ojos que cuando son plantados por la Administración, pues serian una obra nuestra que protegeríamos con más cariño e interés. Es una idea que brindamos a todos los alpujarreños, pero muy especialmente a colectivos ciudadanos, como asociaciones juveniles y culturales, a partidos políticos, Ayuntamientos, etc. y que puede realizarse sin gran trabajo y con poco costo, organizando en fines de semana, vacaciones, fiestas patronales, día del árbol o del medio ambiente, etc., actividades masivas en este sentido con su carácter festivo y lúdico y como excelente y sana alternativa a otras distracciones menos constructivas. También es una es una buena actividad para los que padecen el desempleo, una buena inversión para destinar los fondos destinados a este menester, una excelente ocupación para quienes carecen de alguno y, al final el ocio continuo los lleva a otras actividades menos recomendables Podría ser una excelente terapia para la deshabituación de drogadictos, si alguna vez se deciden a instalar alguno de esos centros en alguno de los excelentes lugares para ello que existen en la Alpujarra. En fin, son tantas las actividades que pueden concluir en este menester.

JEAN GIONO. El hombre que plantaba árboles. Ediciones Altea. 1984








          Este, también, es un homenaje a mi bisabuelo que se empeño en no vender las encinas, arriba puestas, para hacerlas carbón, cuando la gran mayoría vendía las suyas. Por lo tanto, estas encinas son centenarias y casi las únicas encinas centenarias del pueblo. Un urra por mi bisabuelo, por el hombre que plantaba bellotas y todos aquellos que siguen su propio criterio yendo  a contra corriente sabiendo, o intuyendo, que es lo verdaderamente importante.