La noche de San Juan, madre,
cuaja la almendra y la nuez
también cuajan los amores
de dos que se quieren bien.
Eso dice la coplílla y también dicen que es la noche más mágica
del año, noche de fuego purificador que ahuyenta los malos espíritus y de agua igualmente purificadora.
En Mairena antes, cuando el pueblo era más grande, no
en extensión sino en gente, celebraban la verbena de San Juan.
Hacían una hoguera en la plaza o en la Puerta de la Iglesia y allíbailaban toda la noche, luego, a las doce, iban las mujeres a las fuentes a lavarse la cara. Hoy, cada uno hace el fuego en su casa y aprovechando que esta encendido se pone algo encima, sardinas, morcilla, filetes...La costumbre de lavarse la cara es la misma.
Una tradición era coger agua de la fuente en un recipiente y echarle pétalos de rosas, se dejaban toda la noche al sereno y por la mañana se lavaban la cara con esta agua, decían que era buena para rejuvenecer la piel de la cara. También sacaban al sereno mantas, cobertores y colchas porque el relente de la noche de San Juan decían que era bueno para que no criaran polillas.
Una tradición curiosa era tirar una alcachofa a un terrao, si al cabo de tres días había florecido era señal de que el novio te quería.
Para los agricultores que lloviera en San Juan era mala señal. Ya lo dice el refrán:
Lluvia en San Juan
quita vino, aceite y pan.
Pienso que es porque al llover y luego salir el sol fuerte de junio quema la flor del olivo y la uva y moja y estropea el trigo.
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